SAN PEDRO DE ATACAMA
El encanto del desierto
Por Bastián Vejar M.

Ni el mapa, ni las imágenes que había visto, le hacen justicia a lo que se siente al llegar a San Pedro de Atacama. El aire parece más fino, el cielo más cercano y la luz del sol pinta el paisaje de mil maneras en un mismo día. Basta un par de horas en el pueblo para entender por qué tantos viajeros aseguran que aquí el desierto se vive.
Entre el polvo de sus calles, las paredes de adobe y la calidez de su gente, se descubre una energía distinta, una calma que se contagia y una sensación de estar en un lugar que no se parece a ningún otro. Es el epicentro del altiplano chileno, un punto de encuentro entre culturas, turistas y paisajes que parecen irreales.
En este viaje decidí hacerlo todo con pausa y encontré rincones donde hospedarse bien, cocina sabrosa y experiencias para nunca olvidar. Este destino tienes que visitarlo alguna vez en la vida, por eso, te comparto mis recomendaciones para cuando decidas tú también, disfrutar de su magia.

DÓNDE ALOJAR
Casa Voyage:
Si viajas solo o disfrutas de los lugares donde la conversación fluye fácil, Casa Voyage es un acierto. Tiene un ambiente que invita a compartir historias bajo las estrellas, con un gran patio y espacios comunes llenos de vida. Al mismo tiempo, hay rincones tranquilos donde se agradece el silencio después de un día de excursiones.
Ofrecen habitaciones privadas y dormitorios compartidos, todos cómodos y limpios. Además, se pueden arrendar bicicletas para explorar los alrededores por cuenta propia. Pero lo que más destaca es su personal atento, cercano y siempre dispuesto a recomendar ese dato que no aparece en las guías.
Casa Luna:
En una calle más apartada del bullicio, Casa Luna es un refugio encantador. Desde que se ingresa, uno siente que el tiempo se desacelera. Su patio con vegetación, las terrazas acogedoras y los detalles artísticos en cada rincón crean un ambiente que invita al descanso.
Las habitaciones son amplias y luminosas, y el desayuno —con pan fresco, frutas y café de grano— es un lujo simple que alegra las mañanas. Cada huésped es recibido con amabilidad genuina, y eso convierte a Casa Luna en un pequeño oasis dentro del pueblo.

QUÉ HACER
Para recorrer los paisajes que rodean San Pedro, elegí la agencia Atacama Magic, y el nombre no pudo ser más apropiado. Desde el primer contacto, su atención fue cercana, puntual y amable. Los guías no sólo conocen el territorio, sino que lo sienten, lo cuentan con pasión y logran transmitir la emoción de estar en un lugar único.
Entre los tours que más recomiendo:
Valle de la Luna, con su atardecer que tiñe el desierto en tonos dorados y violetas.
Laguna Céjar y los Ojos del Salar, donde flotar en sus aguas saladas es una experiencia tan surreal como relajante.
Géiseres del Tatio, que obligan a madrugar pero recompensan con un amanecer entre fumarolas y montañas nevadas.
Y el Tour Astronómico, sin duda uno de los más memorables porque permite mirar el cielo limpio del desierto, tan infinito y cercano, es un privilegio difícil de describir.
Detalles como desayunos servidos en medio del paisaje o un brindis con pisco sour al caer el sol hacen que cada excursión se sienta especial.

SABORES DEL DESIERTO
Restaurante Adobe:
Desde 1997, Adobe es parte de la historia viva de San Pedro. Su ambiente, con paredes de barro, piezas de arte y un gran fogón central, es una mezcla perfecta de calidez y carácter. Es uno de esos lugares donde el tiempo parece suspenderse.
La carta combina productos del altiplano con preparaciones modernas. Destacan las sopaipillas de salmón ahumado con raita de rica rica, el filete con pastelera de choclo y ají relleno con morcilla y manzana verde, y el crumble tibio de manzana que cierra la cena con un toque reconfortante. Todo acompañado, por supuesto, de un fantástico pisco sour, un clásico que nunca falla.
La Picada del Indio y Emporio Andino:
Para un almuerzo más simple y sabroso, La Picada del Indio ofrece comida abundante y casera, ideal para recargar energías. Y si el plan es una pausa breve, Emporio Andino es la parada perfecta, donde encuentras empanadas grandes, de masa crujiente, rellenos generosos y kuchenes que huelen a hogar.
Momentos que quedan
Uno de los recuerdos más nítidos que guardo es haber pedaleado hasta la Quebrada de Chulacao, más conocida como la Garganta del Diablo. La tarde caía, y mientras el sol se escondía tras los cerros, el desierto se vestía de dorados y violetas. Fue un momento silencioso y potente, de esos que justifican todo un viaje.
Caminar por el pueblo también tiene su encanto, con sus calles de adobe, las tiendas de artesanía, el murmullo de los viajeros. En Arte Kactu encontré recuerdos únicos, hechos con manos que entienden el valor de lo artesanal.
Consejos para el viajero
- Ropa liviana de día y abrigo de noche: las temperaturas cambian con rapidez.
- Protector solar, sombrero y agua, siempre.
- Reserva los tours con anticipación, especialmente los astronómicos.
- Camina sin prisa, porque la altura se siente.
- Conversa con los locales, sus historias son el verdadero mapa del lugar.
