Consejos que marcan para siempre
“Lo que aprendí de otra mujer”
Testimonios de inspiración, apoyo y sororidad
Por Soledad Durán B./Fotografías: Vía Producciones
Las mujeres han sido maestras de vida desde tiempos inmemoriales. En cada familia, en cada amistad, en cada encuentro, hay una enseñanza que marca un antes y un después. A veces, son palabras dichas en el momento justo; otras, son ejemplos que se quedan grabados sin necesidad de explicaciones. Para esta edición especial conmemorativa del Día de la Mujer, recogimos testimonios de distintas mujeres sobre la lección más valiosa que han aprendido de otra mujer en su vida.

Marcela Torres:
“Mi hermana mayor me enseñó a luchar por lo que quiero sin temer al fracaso, siempre recordándome que las experiencias son lecciones valiosas. La vida no es fácil, pero con su apoyo, amor y lealtad, ella siempre estuvo ahí para decirme que podía lograr mis objetivos.”
Carolina Vivallo:
“Mi abuela Norma Monzón, me mostró la importancia del rol social con la comunidad y que una mujer puede ser una referente importante y reconocida apoyando a diferentes sectores. Como dice ella ‘Transmitir la palabra hablada y percibir eco en el oyente…’ Mi gran recompensa: La plenitud de trabajar y apoyar a la comunidad”


Elizabeth Castillo Álvarez:
“Mi madre, Ruth Álvarez Ibáñez, me ha enseñado el valor inmenso de la disciplina, la determinación, el amor incondicional por los hijos y la fe inquebrantable heredada de mis abuelos. Su compañía, ayuda y amor son pilares de mi vida”.
Jessica Espinoza Otárola:
“La más pura inspiración que una mujer puede tener es de tu propia sangre. Mis abuelas, Hortencia y María Jacinta, mujeres fuertes, orgullosas y memorables, me hacen recordar cuán difícil fue ser mujer en su época y jamás olvidar que muchos derechos los hemos obtenido por el trabajo y sacrificio de nuestras ascendientes. Este no es un Feliz Día, sino una fecha para conmemorar el sacrificio de ellas y que, a pesar que aún nos queda mucho por hacer, nos hemos acercado a un trato no sólo igualitario sino también justo. Mil gracias a aquellas mujeres”.


Antonia Catalán:
“A mis 21 años me tocó vivir la prueba más difícil en mi corta vida, una enfermedad potencialmente mortal y un transplante de médula. Nadie te prepara para enfrentar situaciones así, pero ahí estaba ella haciéndolo todo más fácil. Mi madre. La que me enseñó que sentir miedo es parte de vivir, que no te hace incapaz, que los miedos te hacen crecer y que lo importante es superarlos. Ella me enseñó que son estas situaciones las que nos demuestran quiénes somos realmente y entendí que soy más fuerte de lo que imaginaba”.
Angélica Ríos:
“Mi madre siempre nos decía que nada era imposible, que todo lo que nos propusiéramos en la vida con esfuerzo y sacrificio se podía lograr. ‘No deben temer al fracaso’ decía, ‘y si por algún motivo se caen deben volver a levantarse y con más ganas’. También nos inculcó el sentido de la responsabilidad y el respeto. Eso era sagrado”.

Los consejos y aprendizajes no se quedan solo en palabras. Se convierten en herramientas, en una manera de enfrentar la vida con más confianza. Porque en cada madre, hermana, amiga o mentora hay una historia que nos inspira a ser mejores.
Y tú, ¿qué es lo mejor que has aprendido de otra mujer?