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Cultura

Biblioteca Municipal de Los Ángeles

Un Espacio Literario con Alma

Por Soledad Durán B. /Fotografías: Vía Producciones

En el corazón de Los Ángeles, en una antigua casona de la calle O’Higgins 170, se encuentra la Biblioteca Municipal, un espacio donde se fusiona la historia, la cultura y el conocimiento. Es, sin duda, un lugar que ha evolucionado junto a sus visitantes desde su fundación en 1931 y ha servido también, como punto de encuentro para generaciones de angelinos.

Esta institución tiene sus raíces en la visión altruista del catedrático y escritor Roberto Espinoza, quien, en su testamento, legó todos sus bienes a la ciudad de Los Ángeles con el propósito de crear una biblioteca abierta para toda la comunidad.

Los antecedentes detallan que el 23 de abril de 1931, en una sesión de la Honorable Junta de Vecinos presidida por el alcalde Ramón L. Laing, se dio cuenta del fallecimiento de Espinoza y se comenzó a trabajar en los trámites legales necesarios para concretar su voluntad. Finalmente, el 26 de julio de ese mismo año, se contrató a la señora Maclure Rocha E. como la primera responsable de la biblioteca. Poco después, el 28 de enero de 1932, se creó una comisión encargada de dirigir la institución, conformada por destacados vecinos de la ciudad: Domingo Contreras Gómez, Antonio Valenzuela y Víctor Naranjo, quien asumió como presidente.

Cabe destacar que su primera etapa estuvo marcada por la dedicación de Maclure Rocha, quien dirigió este espacio hasta su jubilación en 1960. Bajo su administración y la de sus sucesoras —Alicia Rozas, Patricia Luna, y, desde 1988, Ema Pantoja Montecinos—, el recinto fue adaptándose a las necesidades de la comunidad.

UN ESPACIO DE TODOS Y PARA TODOS

Hoy, la Biblioteca Municipal cuenta con una colección de más de 30 mil libros que abarcan temáticas diversas; además, alberga una sección restringida que protege volúmenes antiguos relacionados con el patrimonio local. “Este espacio resguarda nuestra historia, y su consulta debe hacerse con respeto y cuidado. Por eso, el acceso siempre es guiado por una de nuestras funcionarias”, explica Ema Pantoja, bibliotecóloga y actual encargada del recinto.

Desde que asumió su cargo, hace ya 37 años, Ema ha impregnado el lugar con un ambiente cálido y acogedor . “La biblioteca es como mi hogar; cada visitante es un invitado al que recibo con cariño”, relata con una sonrisa, sentada en su oficina atiborrada de libros y otros impresos, al igual que cada centímetro de su escritorio. Su amabilidad y profundo conocimiento hacen que cualquier lector se sienta en casa, ya sea un niño explorando cuentos, un joven buscando material para sus estudios o un adulto redescubriendo clásicos literarios.

El amplio patio de la casona, adornado con un parrón, flores, árboles y un césped bien cuidado, es otro de los atractivos de este lugar, y está habilitado con varias mesas y sillas. “Aquí la comunidad no sólo viene a leer; también puede reunirse, estudiar o participar en actividades culturales, como ensayos teatrales. Este lugar es de ellos, de la gente, y a mí me encanta que puedan utilizarlo”, comenta la encargada, con un tono cercano y un ánimo genuino que la convierte en el alma de la biblioteca.

Además, este centro literario ha sabido adaptarse a los tiempos actuales con la implementación de una sala de computación a través del programa BiblioRedes, que brinda acceso gratuito a internet y herramientas digitales; una iniciativa nacional que conecta las bibliotecas públicas con la tecnología.

La magia del libro impreso

Ema Pantoja defiende con convicción la importancia de los libros impresos. “La magia del libro es que perdura en el tiempo. La lectura en papel tiene una profundidad que las pantallas no logran igualar”. Y no está equivocada. Estudios como el del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) y el Centro Regional para el Fomento del Libro en América Latina y el Caribe (CERLALC) han demostrado que la lectura en papel facilita una mayor comprensión y retención de la información en comparación con la lectura digital. Según el informe de este último organismo, “la lectura en pantalla es inferior al papel, especialmente cuando se requiere una lectura profunda”.

La Biblioteca Municipal de Los Ángeles, bajo la Dirección de Desarrollo Comunitario (DIDECO) del municipio, es una importante muestra del compromiso de la ciudad con la educación, la cultura y la memoria colectiva. Ema, continuando el legado de figuras como Maclure Rocha, ha transformado este espacio en un lugar donde la comunidad se encuentra, aprende y crece.

Invitamos a todos los angelinos a redescubrir este rincón de historia y cultura. Entre techos altos, puertas antiguas y un acogedor patio, la Biblioteca Municipal, su carismática anfitriona, y otras tres funcionarias, les esperan amablemente. Porque en cada página, en cada rincón, late el corazón de Los Ángeles.