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Henry Estrada Padre e Hijo

LETRAS, ROCK, Y HERENCIA CREATIVA

Una decena de publicaciones de diversos géneros, lanzadas en sólo dos años; un poemario juvenil y una banda de música forman parte de la oferta creativa de dos hombres de la familia Estrada.

Por Rodrigo Castillo R.

Bastante material de lectura han tenido, en el último tiempo, los seguidores del escritor Henry Estrada: en un lapso de sólo dos años, desde 2023 hasta ahora, el inquieto autor ha publicado nada menos que diez libros. Son obras que abarcan géneros como la novela, el cuento fantástico, las memorias, las reflexiones para crecimiento personal y hasta el ensayo de divulgación científica.

“Cuando la inspiración llega, hay que hacerle caso y ponerse a trabajar, aunque sea de noche, o después de tu jornada laboral”, dice este nativo de Talcahuano que en su adolescencia recorrió el mundo a bordo del buque-escuela Esmeralda, tras cursar su enseñanza media en la Armada de Chile, y que luego estudió Ingeniería Civil Industrial en la Universidad del Biobío, en Concepción, obteniendo su título en 2001. Ese mismo año se radicó en la ciudad de Los Ángeles, donde hoy se desempeña como profesor en el área de Telecomunicaciones, Automatización y Robótica en la sede local de Inacap.

El impulso creativo, por cierto, circula con fuerza en la familia de este prolífico narrador sureño: Henry, el segundo de los cinco hijos que ha tenido con su esposa tomecina, ya publicó un libro de poesía -“Oda Postmortem”, aparecido en enero de 2024- donde, bajo el seudónimo “Juno”, aborda temas como las relaciones interpersonales y las experiencias propias de un adolescente criado en la capital provincial. El joven, que tiene 18 años y acaba de pasar a cuarto medio, confiesa tener influencias de autores como la atormentada poeta argentina Alejandra Pizarnik, el escritor estadounidense Edgar Allan Poe, el francés Albert Camus y el cantautor Bob Dylan. Su pasión por la escritura, además, se extiende al ámbito de la música, gracias a su rol como cantante, guitarrista y compositor de la banda local Sunny, agrupación (fundada en abril de 2024) con la que cultiva un estilo áspero y melancólico inscrito en la tradición del grunge noventero.

“En Sunny, además de cantar, compongo la letra y la música de las canciones, y también hago de representante. Como tenemos un estilo grunge-punk, vamos muy a contracorriente de lo que pasa hoy, porque la mayoría de las bandas juveniles tocan covers de Los Tres o hacen música indie más suavecita, entonces nosotros llegamos como dando un ‘portazo’ en medio de esa escena artística”, comenta.

Gracias a la confluencia de intereses entre padre e hijo, ambos han vivido la experiencia de viajar juntos por la región y sus alrededores, presentando sus respectivos libros en bibliotecas municipales, colegios y universidades. En esas instancias, dicen, han encontrado una entusiasta acogida que, junto con sorprenderlos gratamente, los llevó a descubrir que la juventud chilena actual (principalmente de sexo femenino) muestra un gran interés en la lectura y en la creación literaria contemporánea.

“Nos hemos dado cuenta de que las mujeres son las mayores fans de la literatura. Ellas son quienes sostienen este mundo de las letras. Cumplen un rol fundamental en los clubes de lectura, o como bookstagrammers en las redes sociales, y se comprometen para hacer reseñas y colaboraciones. Pese a que lamentablemente ellas mismas no siempre son las más galardonadas, como autoras, sí son las más activas en Instagram cuando se trata de difundir la literatura nacional”, comenta el mayor de los Estrada.

“A lo largo de 2024, Juno y yo anduvimos mostrando nuestros trabajos en Los Ángeles, así como en otras ciudades fuera de la provincia y de la comuna, como Bulnes y Cañete, y vimos que hay mucha gente que se siente atraída por el tema de la escritura. Siempre estamos obsequiando ejemplares de nuestros libros, en cantidades no menores, y en los colegios y liceos todos nos preguntan cómo se hace para publicar, o si ellos también podrían hacerlo, y en ese sentido nosotros les entregamos el mensaje de que sí es posible”, agrega Henry padre.

Juno, en tanto, declara ser tan productivo como su papá. Confiesa que no hay momento del día en que no esté escribiendo, ya sea poemas, canciones o notas sobre sus vivencias cotidianas. Incluso estando en plena jornada escolar suele llenar cuadernos con apuntes varios, y también utiliza la aplicación de su teléfono para registrar sus ideas. Pese a esa dedicación a su faceta artística, cuenta que al egresar de enseñanza media planea seguir la carrera de psicología, debido a que le apasiona el estudio del comportamiento humano.

“Estoy permanentemente en proceso creativo. Me gusta creer que eso no interfiere con mi rendimiento en el colegio, aunque, a diferencia de mi papá, no tengo tanta facilidad para las matemáticas. Soy marcadamente humanista, y por eso lo que más me gusta es leer y aprender todo sobre la sociedad y la gente. En cuanto a la música, no tengo apuro por profesionalizar mi trabajo con la banda. Me parece que en general, es difícil profesionalizar el arte: o eres artista, o no lo eres, y un certificado de una universidad no puede definirlo”, resume el adolescente.

Un aspecto interesante de la familia Estrada es que en ella no se mira con gravedad la clásica disyuntiva del padre que desea que sus hijos gocen de una buena situación económica, y que por lo tanto se preocupa al ver que éstos tienen inquietudes artísticas. Juno sabe que aún queda un año para definir el tema de su futuro profesional, mientras que su padre se toma el asunto con calma debido a su convicción de que, como él mismo dice, “en la vida se puede hacer de todo”.

“En verdad creo que las personas pueden hacer más de una cosa a la vez, en vías paralelas, a lo largo de sus vidas, y a mis hijos siempre les he transmitido esa idea. El tener un trabajo formal puede servirte para financiar el desarrollo de tus talentos, o incluso para cultivar tus hobbies. No porque te guste la pintura, por ejemplo, vas a matricularte necesariamente en una escuela de arte. Puede que lo hagas y recibas esa formación académica, y luego te des cuenta de que abandonaste tus instintos y tu originalidad por seguir los pasos de otros maestros”, reflexiona el escritor e ingeniero.

La profunda complicidad que existe entre estos dos seres creativos se complementa con el natural amor de un padre hacia su hijo, instándolo a perseguir sus sueños, mientras el joven responde con gratitud, productividad y compañerismo.

Entretanto, ambos impulsan sus proyectos expandiendo sus horizontes artísticos con colaboración, el poder de las palabras y la capacidad del arte para construir puentes entre generaciones. Ya sea a través de un libro, una canción o una conversación con otras personas que sueñan con publicar, Henry y Juno van transformándose en referentes para una comunidad que encuentra en ellos un motivo para creer en el potencial de la creatividad.