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EcoVivero En Borde Río

EL PARAÍSO DE MÓNICA EHRENFELD

Por Soledad Durán B.
Fotografías: Vía Producciones/Archivo EcoVivero En Borde Río

Una mujer vivaz, de una simpatía que se advierte desde el primer saludo y que transmite una energía que sólo se encuentra en las personas que han elegido cómo vivir, es Mónica Ehrenfeld Molina. Cuidar la tierra, fomentar la educación ambiental y, sobre todo, compartir su amor por la naturaleza ha sido su camino.

Casada, madre de un hijo y una hija ya adultos y profesionales, a quienes se refiere como “seres maravillosos”, que ya la han hecho abuela de tres nietos; se define categóricamente como ambientalista, antes de llegar a contar que es profesora de biología de la Pontificia Universidad Católica de Chile, sede Temuco; con diversos postítulos en el área o que fue gobernadora de Concepción a principios de la década del 2000; su foco, hoy en día, está en el proyecto que creó en 2019: EcoVivero En Borde Río, su paraíso, como ella bien lo llama.

Es que en este lugar ubicado a la salida norte de Los Ángeles, y a orillas del río Huaqui, es donde ella vibra y se mimetiza con el colorido de las diversas flores y plantas que cultiva o que trae desde otras regiones. Aquí, no sólo se dedica a comercializar plantas, sino que, además, ofrece un espacio de aprendizaje donde los visitantes pueden conectar con la naturaleza y llevarse un trozo de ésta a sus hogares.

Entre plantas ornamentales, árboles nativos, diversidad de flores, cactus y suculentas, Mónica habla con entusiasmo, y a lo largo de la entrevista citará varias veces a Neruda. “¿Qué sigue pagando el otoño con tanto dinero amarillo?” dice para explicar el reciclaje orgánico, un tema que también la ocupa

Recientemente, se adjudicó un Fondo de Innovación para la Competitividad (FIC Mype) lo que le permitió adquirir una máquina que muele materia orgánica, “pensando en que esta constituye alrededor de un 70% de la basura que cada uno genera todos los días, que no es basura sino que son recursos” explica y agrega que “si todos nos preocupáramos de seleccionar, tendríamos un proceso maravilloso, por eso compramos esta máquina, que fue diseñada para moler semillas, sin embargo, la utilidad que le estamos dando es interesante, porque el Ecovivero está ubicado al lado de un restaurant que es de mi propiedad, de donde sacamos más de 200 litros diarios de materia orgánica que luego molemos para transformarla en sustrato para enriquecer la tierra. Como sociedad deberíamos pensar en que no podemos quitarle al suelo lo que éste le dio a los árboles, o a la vegetación” reflexiona. Sin duda, estos temas la apasionan, y es fácil imaginarla en un aula, manteniendo a los alumnos atentos y motivados a aprender; en su estilo cercano y hasta con ternura logra traspasar sus conocimientos de manera simple de entender. Así, cuenta que fue profesora durante cinco años en el Colegio Teresiano de los Ángeles, “ahí hice un invernadero, lo trabajamos con los niños, y tengo el agrado de saber que hay exalumnos que son científicos y que sus padres me dicen, ‘tú le metiste el bichito’, porque siempre hablamos de las plantas, las flores y de sus procesos como algo mágico. Hay que considerar que la vida tiene cosas que son maravillosas, como por ejemplo, la fotosíntesis”.

Ahonda en la explicación y una vez más, menciona al poeta: “Neruda pregunta ‘¿Quién trabaja más la tierra, el hombre o el sol cereal?’ ¡Sin duda el sol cereal! porque estamos rodeados de vegetación que ha creado todo lo que somos. La fotosíntesis, para mí, insisto, es un proceso mágico, las moléculas y átomos que se conjugan, hay una inspiración que les da la vida; la hoja es un laboratorio viviente, entonces ella, con el sol, el agua, el aire, en presencia de un pigmento verde que es la clorofila, hace saltar un electrón y empieza a producir alimento. Cuando yo me como una manzana y el jugo escurre por mi mano yo debo mirar hacia el cielo y decir ‘gracias Sol’ pero no lo hacemos, no nos damos cuenta que estamos viviendo un mundo fantástico, maravilloso y que nosotros somos parte de eso” relata con convicción.

“La Huerta del Poroto Coscorrón”: Un espacio para las Infancias

Su vocación por enseñar y su cercanía con los niños y niñas, se ve reflejado en un colorido espacio minuciosamente habilitado para recibirlos. La educadora y actual emprendedora, junto a su hija Paloma, crearon un programa para fomentar la conexión con la ecología y la naturaleza al que denominaron “La Huerta del Poroto Coscorrón” con el objetivo de que los más pequeños aprendan de manera lúdica el proceso de una semilla hasta convertirse en planta.

En este lugar existen múltiples juegos, adaptados para que las familias disfruten de un día de aprendizaje entretenido. “Soy yo misma la encargada de recibir y educar, integrando también a los padres a estas dinámicas” cuenta Mónica con satisfacción. Esta área de EcoVivero En Borde Río también ha sido pensada para la celebración de cumpleaños donde se encargan de ofrecer una jornada inolvidable.

La Jardinera

Queda claro que Mónica Ehrenfeld es además una ávida lectora, en sus palabras van apareciendo títulos y referencias que complementan sus ideas. “Hay un libro que se llama ‘Somos Polvo de Estrellas’ de José Maza, todos lo somos, porque aquí se generó una estrella que empezó a tener una deriva hasta conformar lo que es hoy día un sistema, la revolución más grande fue cuando hubo seres que empezaron a hacer fotosíntesis y a generar oxígeno, y en ese minuto el mundo comenzó a cambiar, toda esta bola caliente que se había desprendido, que era el planeta -estamos hablando de 4.500 millones de años- cambió, y luego vinieron eras, entre ellas la del Jurásico, donde ya existían unos árboles que reinaban y a esos árboles los conocemos hoy como araucarias, ¿y por qué se están muriendo? Porque el cambio climático está haciendo que haya menos tiempo de lluvias y frío” asegura. Apasionada, continúa su relato que está lleno de sabiduría. “Entonces, pongámonos a sembrar, pongámonos a recuperar, si pudiéramos aumentar la fotosíntesis en el planeta en un 10%, generaríamos significativamente más oxígeno y capturaríamos una gran cantidad adicional de CO₂, pero qué vemos en Chile, tremenda cantidad de territorio ‘pelado’, esa es mi visión como ambientalista”.

Dedicada durante 30 años a educar, según cuenta, también fue parte de la formación de la Corporación Pro Defensa de la Flora y Fauna (CODEFF) en Los Ángeles, junto a destacados personajes de la ciudad. “Hace un par de décadas con Hernán Morales, Ronald Ramm, Osvaldo Cáceres y Osvaldo Órdenes, nos juntamos y logramos entre otras acciones, plantar unos árboles que están en el centro, en la calle Colo Colo, son liquidámbar; tiempo después los estaban cortando, me enteré y de inmediato fui a denunciar y se detuvo la tala, pero son atrocidades y te preguntas, ¿quién toma esas decisiones?”.

Para Mónica la biodiversidad es hermosa, y evidentemente la cautiva hasta conmoverla. “Hay un poema de Neruda que se llama ‘El bosque chileno’ que me gustaría que la gente lo leyera” recitando de inmediato un fragmento para luego continuar comentando que “Un día anduvimos con mi hijo y mi marido en un bosque valdiviano, y los tres lo recitamos… es emocionante” dice con la voz quebrada y sus ojos brillan al recordar ese momento. Se toma una pausa y replica otra frase del poeta: “Quien no conoce el bosque chileno, no conoce este planeta”.

La sensibilidad y conexión con la naturaleza de esta mujer de firmes convicciones, se ven reflejadas en su forma de ver la vida.  “No somos pura ciencia, los seres humanos primero somos emoción, y después somos razón, por lo tanto, yo tengo que hacer que la gente conozca la naturaleza y la belleza de su país, luego, cuando la conozca, la va a amar, y cuando la ame la va a proteger y la va a defender. Nadie defiende lo que no conoce, entonces cuando se dice que alguien no tiene conciencia, es todo un proceso, que nace desde dentro de ti, no es un conocimiento, es que llegó a su ser” asevera y cuenta sonriente que “hace unos días ocurrió algo muy lindo, una niña que trabaja conmigo llegó súper contenta a contarme que habían florecido sus girasoles, yo la miré y le dije ‘esa es la felicidad’ estás lista para continuar trabajando aquí”.

En su paraíso, EcoVivero En Borde Río, Mónica Ehrenfeld además tiene un área destinada a las hierbas medicinales, para esto, ha creado unos bien elaborados cajones de madera que contienen diferentes tipos de estas plantas; al consultarle al respecto, muy en su estilo y con una gran sonrisa se refiere a Violeta Parra y recita “La jardinera”, explicando las propiedades de cada una de las flores nombradas en la famosa canción, reafirmando la razón que tenía la artista y la cultura herbolaria campesina. Todo esto, dice, “es ciencia, que me disculpen mis colegas; porque los campesinos saben que cuando viene la luna menguante es la mejor época para plantar y ese es un conocimiento científico basado en la experiencia, y no podemos negar ese conocimiento, que tiene que ver con nuestras raíces, nuestra historia y nuestros pueblos originarios, por eso cuando yo saco una hojita le pido permiso a la planta. La naturaleza sobrecoge, y uno dice qué belleza, cómo puede existir esto tan perfecto”.

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